Como una de las amigas no pudo asistir a la pasada cena navideña que (casi) cada año organizamos, hemos celebrado una repetición "fuera de temporada".
¡Uff! Creí que nuevamente "habíamos pillado", tal y como suele ocurrir en muchos restaurantes, en temporada de cenas navideñas.
Ya me parecía verme, otra vez en porretas, colgada del techo por las manos, y amarrada al suelo, de los pulgares de los pies.
¡Pero no!, conseguimos salir indemnes del local, y entre risas y bromas, y ello pese al aspecto un poco siniestro de uno de los camareros, cosa que hizo que, durante la cena, nuestras cábalas imaginativas, nos llevasen a conversaciones sobre criptas misteriosas, en las que ser sometidas a rituales BDSM.
;-)
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