domingo, 4 de mayo de 2014

Las astillas de Yavé

En las modas, siempre están las marcas originales que las crean, y las “inspiradas en". Y creo que Cate Maynes ha creado una moda: la de las detectives privadas, ex policías, solitarias, y con una borrascosa vida sentimental.
Y todo esto viene a cuento, de que durante este pasado puente de mayo, he leído la novela titulada Las astillas de Yavé, del escritor asturiano Rodolfo Martínez, y cuya protagonista, Viola Mercante,  tiene un aire que recuerda a Cate Maynes, ya que también es una ex policía, que ahora trabaja como detective privada, vive sola, y tiene una complicada vida amorosa, y gustos bisex.

Eso sí, Cate y Viola (V.) tienen diferencias, y una de las fundamentales, es que V. carece del sarcástico sentido del humor de Cate.
Y volviendo a Las Astillas de Yavé, diré que se trata de una novela de ficción, fantasía y misterio, en la que hay peligrosos seres de otra dimensión, extrañas sectas que controlan mentalmente a los habitantes de una ciudad (que recuerda a la Gijón natal de Rodolfo Martínez), y que tiene también algunos pasajes de gran carga erótica, como por ejemplo, cuando Viola Mercante se ve obligada por las circunstancias del caso, a participar en la madre de todas las orgías que han sido y serán, para tratar de salvar al mundo (en sentido literal).

Ya sé que alguien podría pensar, que ya es casualidad, que compre una novela, y la protagonista se vea metida en una orgía de las que hacen época, pero sí, aunque parezca raro, que conste que compré la novela, porque me pareció interesante la sinopsis de la cubierta posterior (una detective privada seductora, bisexual, deslenguada y de complicada vida sentimental), pero desconocía, pues en la sinopsis no se indicaba, que en la historia habría una orgía, en la que participaba la protagonista, pero ya que estamos, diré que Rodolfo Matrtínez, nos relata la participación de V. en la orgía, de una manera, que ni de lejos es comparable a como Clara Asunción García cuenta las aventuras amorosas de Cate.
Y es que se nota, que la escena la ha escrito un hombre, pues nos muestra a V. como una hembra utilizada por los machos que la rodean, y más concretamente...

...Estando ya V. completamente desnuda, avanzó hacia donde está teniendo lugar la gran orgía y entonces…

De entre la maraña de cuerpos desnudos, salió un brazo en mi dirección….
Luego la cosa se va calentando, y nos cuenta que...   “¿Quién era Blackwood, me preguntaba a mí misma, mientras cambiaba de postura para permitir una penetración más cómoda”,  y que algo más insistía, en entrar entre mis nalgas”, terminando con un “alguien tomó mi cabeza, y obediente, abrí la boca. Y pensé, mientras lamía, chupaba, y mordisqueaba, y  finalmente, algo estalló en mi boca. Tosí, tragué y escupí, y antes de que pudiera morder, aquello salió flacido de mi, y su propietario se desplomó sobre otro cuerpo”.
Y finalmente “todo cuanto era escapó de mí, en un grito de éxtasis", cuando comienzan a venirle, uno tras otro, los orgasmos.

Claro, que tras eso, y como V. es mujer de armas tomar, nos dice que “Gritando salí corriendo hacia donde estaba mi ropa, pero no sólo la ropa. Todavía gritando me volví, llevando una pistola en la mano. Disparé y  a penas pude contener un orgasmo cuando una cabeza de matón  reventó como una fruta madura".
En cualquier caso, me ha encantado esta novela de fantasía y misterio, y su trama me ha parecido muy entretenida (es una novela de esas, que se lee de tirón).
Añadiré además, que me ha parecido todo un descubrimiento Viola Mercante, ex policía, detective privada, mujer de complicada vida sentimental, y, nunca mejor dicho, "de armas tomar", de la cual, y por lo que deja entrever Rodolfo Martínez en los Agradecimientos del final de la novela, volveremos a tener noticias.

Smile

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