He de reconocer, que ¡No hay nada como una verbena privada en una discreta terraza, una tranquila noche del mes de agosto, cuando las grandes ciudades se han quedado medio desiertas!
Copa(s), buena música, baile, y hasta sonido de cascabeles.
Copa(s), buena música, baile, y hasta sonido de cascabeles.
PD: Y hasta aquí puedo leer.
;-)
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